lunes, 11 de febrero de 2019

136) REVISANDO EL INTERIOR...

Hay temporadas en la vida, en las que necesitamos expresar de alguna manera, lo que no nos parece justo o simplemente no compartimos. Cuando retenemos ese pensamiento negativo en la mente, nuestro cuerpo se resiente, y es cierta la frase con la que nos encontramos que dice “lo que el corazón quiere, la mente se lo muestra”.
Hay un estudio sobre Psiconeuroinmunología (ciencia que estudia la conexión entre nuestro pensamiento y nuestra fisiología), que habla de que un minuto entreteniendo un pensamiento negativo, deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante 6 horas.
Y es que hay un sentimiento negativo que últimamente habita en mí, y es el ser consciente de no gestionar bien las preocupaciones con las que me voy encontrando. Y me gusta ser consciente de ello, porque me ayuda a reflexionar, a sacar un rato de mi tiempo y observarme en mis propias circunstancias. Respiro, me relajo y atraigo a mi mente ese pensamiento positivo de que todo puede mejorar... Os dejo aquí una anécdota que he encontrado y que me ha gustado La comparto por si os puede ayudar también!!
Feliz día!!!

EL ÁRBOL DE LAS PREOCUPACIONES
Un rico comerciante contrató a un carpintero para restaurar una antigua casa colonial. Como el comerciante era de esas personas a las que les gusta tener todo bajo control y le preocupaba que el trabajo no quedase bien, decidió pasar un día en la casa, para ver cómo iban las obras.
Al final de la jornada, se dio cuenta de que el carpintero había trabajado mucho, a pesar de que había sufrido varios contratiempos. Para completar el día de mala suerte, el coche también se negó a funcionar así que el empresario se ofreció para llevarle a casa.
El carpintero no habló durante todo el trayecto, visiblemente enojado y preocupado por todos los contratiempos que había tenido a lo largo del día. Sin embargo, al llegar invitó al comerciante a conocer a su familia y a cenar, pero antes de abrir la puerta, se detuvo delante de un pequeño árbol y acarició sus ramas durante pocos minutos.
Cuando abrió la puerta y entró en la casa, la transformación era radical: parecía un hombre feliz. La cena transcurrió entre risas y animada conversación. Al terminar la velada, el carpintero acompañó al comerciante al coche. Cuando pasaron por delante del árbol, este le preguntó:
- ¿Qué tiene de especial ese árbol? Antes de entrar estabas enojado y preocupado y después de tocarlo eras otro hombre.
- Ese es el árbol de los problemas  le respondió el carpintero.  Soy consciente de que no puedo evitar los contratiempos en el trabajo pero no tengo por qué llevarme las preocupaciones a casa. Cuando toco sus ramas, dejo ahí las preocupaciones y las recojo a la mañana siguiente, cuando regreso al trabajo. Lo interesante es que cada mañana encuentro menos motivos para preocuparme que los que dejé el día antes.

Esa noche, el rico comerciante aprendió una de las lecciones más valiosas de su vida.


165) YO SIN TACONES...

Pues no, no me gusta el café... Así empieza el último post del año, sin café,  gracias . Aún así huele a cielo recién molido y eso sí que m...